jueves, 7 de junio de 2012

Aterrizaje en el Nuevo Mundo

Resulta curioso como ocurren los sucesos de la vida. Estás tan tranquilo y de repente todo cambia. En un abrir y cerrar de ojos cruzas el charco y te plantas en Miami. Una ciudad que se hace notar por su humedad, por sus paisanos (unos american life total y otros cubanitos ya tu sabeh) y por ser parte de un gran país, Estados Unidos. Ahí todo es a lo grande, como diría un auténtico yankee. Y no les falta razón. Autopista interminables, coches que parecen tanquetas y un sin fin de grandes magnitudes. Lo que me más sorprende es el nivel de independencia y de confianza en ellos mismos. Antes de coger el vuelo, no sabía dónde dormiría, qué haría, ni siquiera el mínimo detalle de en qué invertiría un tiempo que me parecía excesivo pero ahora veo que me faltará. Y tiene un por qué. Solo coger el avión, mi compañero me puso hacer un planing. Ahora tengo un techo compartido con un buen chico que solo dice "feel free", un coche propio que funciona a las mil maravillas y unas autopistas titánicas para recorrer junto a mi radio, mis sueños y mis ideales.

2 comentarios: