miércoles, 18 de julio de 2012

Rutina de oficina

Por fin. Había acabado ya mi trabajo en la construcción y aún no me lo creía. Sí, finito. Uno se sentía un hombre afortunado al vivir semejante experiencia: trabajar en un sector duro, aprender, conocer gente interesante y coger experiencia. Tenía esa sensación de haberme quitado una espina, de haber superado una prueba, de haberme superado a mí mismo (en serio!). Mientras volvía a casa por las highways de la Florida sentía la satisfacción del trabajo bien hecho, bien remunerado por cierto, y con un nuevo reto en el horizonte: el trabajo de oficina. El trabajo de oficina es bien simple, y bien complejo. Me han destinado a una oficina a 15 minutos de mi casa. 15 minutos. "Y a qué hora debo entrar? A las 9 está bien" Y así, en dos frases, mi horario ha cambiado completamente. Se acabó el madrugar americano para pasar al madrugar español. Se acabó eso de conducir más de una hora ida y dos de vuelta para conducir 15 simples y míseros minutos. Se acabó el mancharse de polvo y el cansancio físico, para pasar a un lugar con aire acondicionado y tranquilo. Se acabó el trabajar en diferentes habitaciones con la destornilladores, martillos, máquinas quita baldosas y sabe Dios que más; para trabajar en una mesa con ordenador. Pero toda rosa tiene sus espinas. Se te cae la baba cuando viene el manager y te pasa un PowerPoint de más de 100 caras y te dice que te lo estudies para tus nuevos proyectos. Casi me da un ataque de risa, un infarto o algo por el estilo. También aquí la gente tiene un inglés tan americanizado que a la tercera repetición consigo pillar má o menos lo que me intentan decir. También tiene sus pétalos: hay café gratis amansalva y desayuno prácticamente todos los días (dunkingdonuts de ese que va directo al flotador y otras mierdas que te hacen parecer a los modelos de "Adelgazar no cuesta"). Conversaciones con otros trabajadores que te cuentan los chismorreos de oficina. Colegas que te advierten quién parte el bacalao y quién es un portacafés (véase yo). E indicaciones sobre los mejores locales para el ansiado lunch. Este es mi cambio, un cambio de vida tan drástico como no sé si decir dramático, porque voy a estar 4 semanas encerrado en cuatro paredes que te observan medio dormidas tu día a día frente a tu ordenador sentado en una silla. Las horas un día pasan rápidas como el "drive-trough" del McDonalds, otras pasan lentas y parsimoniosas como los famosos atascos de la "rush hour". Y así me va. Veremos como evoluciona esta nueva rutina, esta rutina de oficina.

No hay comentarios:

Publicar un comentario